Cada temblor es un cuerpo esperando
Mili Herrera, Trilce Zuñiga
Cada temblor es un cuerpo esperando
PALMA - Sala 2
agosto 21, 2025 - octubre 11, 2025

Curaduría por Miriam Hernández Hernández

Un alarido de verdes, una carne que crece como si quisiera devorar el cielo. Una furia silenciosa palpita en el calor que arde en el aire, donde la humedad es respiración constante: recorre el suelo y recuerda su naturaleza más pura.

Las bestias se arrastran y vuelan en movimientos sin nombre, sin intención de orden. Las raíces atraviesan la tierra como venas abiertas: todo crece y se derrama sin descanso.

Se preguntó si la tristeza atraviesa las eras y las formas de vida.

Trilce Zuñiga construye una narrativa donde una homínida rinde homenaje a sus muertos; quizá la capacidad de tributo no ha sido patrimonio exclusivo de los Homo sapiens. ¿Podría hallarse en las huellas de polen descubiertas en una cueva la evidencia de la sensibilidad neandertal?

La amplificación de este pensamiento alcanza a los insectos, los animales y la trama infinita de la naturaleza. Una sensibilidad que trasciende toda teoría: piedras con forma humana que contienen la memoria del mundo, ecosistemas con vida propia, universos en miniatura dentro de otros universos, donde incluso lo inanimado puede sentir duelo, nostalgia o llanto.

Un teatro de flores y lágrimas.

Un inframundo festivo.

Mili Herrera establece un diálogo entre lo podrido y lo fértil: miembros fantasmas que actúan como vestigios de un cosmos reverberante de magia, permitiendo experimentar la capacidad humana de enfrentar el horror absoluto. La jungla se quema, se devasta y se renueva;...

Curaduría por Miriam Hernández Hernández

Un alarido de verdes, una carne que crece como si quisiera devorar el cielo. Una furia silenciosa palpita en el calor que arde en el aire, donde la humedad es respiración constante: recorre el suelo y recuerda su naturaleza más pura.

Las bestias se arrastran y vuelan en movimientos sin nombre, sin intención de orden. Las raíces atraviesan la tierra como venas abiertas: todo crece y se derrama sin descanso.

Se preguntó si la tristeza atraviesa las eras y las formas de vida.

Trilce Zuñiga construye una narrativa donde una homínida rinde homenaje a sus muertos; quizá la capacidad de tributo no ha sido patrimonio exclusivo de los Homo sapiens. ¿Podría hallarse en las huellas de polen descubiertas en una cueva la evidencia de la sensibilidad neandertal?

La amplificación de este pensamiento alcanza a los insectos, los animales y la trama infinita de la naturaleza. Una sensibilidad que trasciende toda teoría: piedras con forma humana que contienen la memoria del mundo, ecosistemas con vida propia, universos en miniatura dentro de otros universos, donde incluso lo inanimado puede sentir duelo, nostalgia o llanto.

Un teatro de flores y lágrimas.

Un inframundo festivo.

Mili Herrera establece un diálogo entre lo podrido y lo fértil: miembros fantasmas que actúan como vestigios de un cosmos reverberante de magia, permitiendo experimentar la capacidad humana de enfrentar el horror absoluto. La jungla se quema, se devasta y se renueva; portal que nos conduce a una celebración de lo perdido y lo transformado. Un festín que equilibra la línea entre cielo e infierno.

El amor es un pájaro feo.

La belleza y el miedo se funden en una misma imagen, recordándonos que el amor, en su esencia más cruda y pura, no busca la perfección, sino la verdad que habita en la fragilidad.

Miriam Hernández Hernández